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Los primeros asteroides Vesta, Palas Atenea, Juno y el Planeta Ceres, fueron nombrados en honor a las grandes diosas y representan el principio arquetípico femenino emergente en la conciencia de masas. Estas diosas, co-equivalentes en rango a Júpiter, Neptuno y Plutón, simbolizan las nuevas voces del femenino latente que exigen poder, reconocimiento, justicia e igualdad.
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La Distorsión Histórica del Mito: Históricamente, las mitologías han sido moldeadas por las necesidades de sucesivos grupos gobernantes —políticos o religiosos. Los atributos de las deidades fueron olvidados o conscientemente suprimidos para asegurar el orden vigente y se redujo la expresión femenina.
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Funciones Astrológicas: El despertar de los asteroides, que coincidió con el movimiento de mujeres del siglo XIX, ha permitido que las mujeres trasciendan los roles tradicionales (madre/Luna, pareja/Venus) y accedan a campos como la política y las artes. Este cambio ha tenido un efecto profundo en los hombres, obligándolos a desarrollar sus propias cualidades intuitivas y sensibles (yin), rechazando el estereotipo «del hombre no llora».
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Los asteroides son Puentes vinculares entre lo físico y lo espiritual: Los asteroides funcionan como enlaces entre la conciencia personal y la colectiva. Al estar situados entre los planetas personales (Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte) y los planetas sociales/universales (Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, Plutón).